El estrés es un factor que puede influir en la salud neurológica de una persona. Si bien no causa directamente una neuropatía, puede desencadenar una serie de respuestas fisiológicas en el cuerpo que, a largo plazo, podrían contribuir al desarrollo o empeoramiento de ciertas condiciones neurológicas.
El estrés crónico puede afectar el sistema nervioso de diversas maneras. Por ejemplo, puede provocar la liberación excesiva de hormonas del estrés, como el cortisol, que en altos niveles pueden dañar los nervios periféricos. Además, el estrés prolongado puede afectar la calidad del sueño, lo que a su vez puede tener un impacto negativo en el sistema nervioso y empeorar condiciones preexistentes.
En el contexto de la neuropatía, el estrés puede contribuir a un aumento de los síntomas, como el dolor y el malestar. También puede dificultar la recuperación en personas que ya padecen neuropatía. Es importante destacar que la relación entre el estrés y las neuropatías es compleja y varía según cada individuo.
El estrés empeora el dolor neuropático
El dolor neuropático (DN) se define como un dolor iniciado o causado por una lesión primaria en el sistema nervioso, siendo un síntoma común a un grupo diverso de patologías entre las que se incluye la neuropatía diabética, la neuralgia del trigémino o la neuralgia postherpética y el asociado a lesiones medulares entre otros cuadros patológicos.
Una muestra representativa de pacientes con dolor neuropático o mixto, muestran una pobre calidad del sueño, y una elevada frecuencia de síntomas de ansiedad, depresión o ambos, en todos los casos de estos trastornos muestran una fuerte asociación con la intensidad del dolor. De manera que a mayor intensidad del dolor, mayor impacto en el sueño y más frecuencia de ansiedad y depresión.
Las alteraciones de la esfera emocional, independientemente de su intensidad y evolución, parecen impactar más negativamente en las mujeres que en los hombres (peor calidad de sueño y mayor frecuencia de ansiedad y depresión). Por último, estos hallazgos pueden ayudar a mejorar la atención que se presta a este tipo de pacientes, además de orientar el manejo terapéutico del dolor neuropático.

Tipos de dolor
Generalmente se distinguen dos tipos distintos de dolor; nociceptivo y neuropático. El dolor nociceptivo con o sin componente inflamatorio es un síntoma crucial en los mecanismos adaptativos de defensa del organismo, y se asocia frecuentemente con daño tisular o inflamación.
El dolor neuropático surge cuando se lesiona sistema nervioso a nivel periférico o central, llevando a la aparición de hiperexcitabilidad neuronal, y el dolor de tipo mixto es una combinación de ambos tipos de dolor.
¿Cómo se comporta en la sociedad?
En América Latina se estima que el dolor neuropático afecta al 2% de la población. En el 1 5 % de los pacientes que consulta por dolor, es de origen neuropático.
En nuestra región, los cuadros frecuentemente asociados a dolor neuropático son: dolor lumbar con componente neuropático (34,2%); neuropatía diabética (30,4%); neuralgia post herpética (8,7%) y dolor neuropático como secuela postquirúrgica (6,1%).
Causas del dolor crónico
Este síndrome de dolor crónico tiene su origen en un daño estructural de las vías nociceptivas, que puede involucrar el receptor periférico, las vías de conducción y/o el cerebro.
Estos cambios condicionan una de sus principales características: no requerir de un estímulo de los nociceptores para que el dolor se manifieste, implicando que no hay transducción o conversión de un estímulo nociceptivo, cualquiera que este sea, en un impulso eléctrico. Tal hecho es lo que permite considerar al dolor neuropático como una enfermedad neurológica.
El dolor nociceptivo, por el contrario, se gatilla por estímulos fisiológicos, como inflamación, calor o presión en los nociceptores correspondientes, generando una respuesta que suele ser de duración limitada y que no se asocia normalmente a una lesión del sistema nervioso.
¿Qué síntomas produce?
Los síntomas dependen de los fenómenos fisiopatológicos antes descritos asociados a factores personales y del medio ambiente, que contribuyen al fenotipo de dolor. Se presentan síntomas negativos y positivos.
Dentro de los síntomas malos, encontramos:
- Déficit o hipoalgesia
- Hipoestesia o termohipoalgesia.
En los síntomas positivos, se encuentra:
- Dolor espontáneo con dolor urente, quemante e intermitente
- Se presentan sensaciones anormales como calambres.
¿Cómo diagnosticamos el dolor neuropático?
A través de la historia del paciente, antecedentes clínicos, comorbilidades que nos ayudan a describir el tipo de dolor y otros síntomas subjetivos. Por otra parte, el examen físico produce una evaluación de signos clínicos objetivos de disfunción del nervio, evaluados con el examen clínico o con pruebas de la función nerviosa.
El examen neurológico completo incluye evaluación motora para determinar la existencia de alteraciones del trofismo muscular, cambios en el tono, presencia de paresias y a veces movimientos involuntarios. En el examen sensitivo se debe evaluar tacto, sensación térmica y dolor.

Métodos de diagnóstico para la neuropatía
Por medio de la electromiografía y la conducción nerviosa permiten objetivar lesiones de nervio periférico, radiculares o de plexos, estimando su severidad, extensión y antigüedad. Los potenciales evocados somatosensoriales permiten determinar la existencia de trastornos en vías aferentes sensitivas pro-pioceptivas y su localización probable.
También se cuenta un test para evaluar fibras finas (térmico dolorosas), tiene una base psi-cofisiológica, como son el test de umbral doloroso y el test sensitivo cuantitativo (QST, en inglés), el test cuantitativo sudomotor, detectan alteraciones autonómicas (QSART).