La neuropatía periférica es una condición médica que afecta a un gran número de personas en todo el mundo. A menudo, es subestimada o mal entendida, pero su impacto en la vida de quienes la padecen es significativo.
¿Qué es la neuropatía periférica?
La neuropatía periférica se refiere a un daño en los nervios periféricos que conectan el cerebro y la médula espinal con el resto del cuerpo. Estos nervios transmiten señales sensoriales y motoras que permiten el movimiento y la sensación. Cuando estos nervios se dañan, la comunicación entre el sistema nervioso central y las extremidades se ve interrumpida, lo que conlleva a una variedad de síntomas.
¿Qué tan frecuente es?
La neuropatía periférica es una condición común, y afecta a personas de todas las edades. Sin embargo, se vuelve más frecuente a medida que envejecemos. Se estima que al menos 20 millones de personas en los Estados Unidos padecen neuropatía periférica. Además, esta condición no discrimina, ya que puede afectar tanto a hombres como a mujeres.
Factores de riesgo:
- Envejecimiento
- Diabetes
- Abuso de alcohol
- Exposición a toxinas
- Algunas enfermedades autoinmunitarias.

¿Por qué sucede la neuropatía periférica?
La causa más común de neuropatía periférica es la diabetes mellitus. La neuropatía diabética es una complicación frecuente de la diabetes y puede afectar hasta al 50% de las personas con diabetes en algún momento de sus vidas.
La elevación crónica de los niveles de azúcar en sangre daña los nervios periféricos con el tiempo, lo que puede resultar en una neuropatía periférica.
Sin embargo, es importante destacar que la neuropatía periférica puede tener muchas otras causas además de la diabetes. Algunas de las otras causas comunes incluyen:
- Abuso de alcohol:
El consumo excesivo y crónico de alcohol puede dañar los nervios periféricos.
- Enfermedades autoinmunitarias:
Enfermedades como la artritis reumatoide, el lupus y la enfermedad de Sjögren pueden causar neuropatía periférica.
- Infecciones:
Algunas infecciones virales, como el herpes zóster, el VIH y la enfermedad de Lyme, pueden dañar los nervios periféricos.
- Exposición a toxinas:
La exposición a metales pesados, como el plomo o el mercurio, así como a productos químicos tóxicos, puede causar neuropatía.
- Deficiencias nutricionales:
La falta de ciertas vitaminas, como la vitamina B12, puede llevar a la neuropatía periférica.
- Uso de medicamentos:
Algunos medicamentos, como ciertos tipos de quimioterapia, pueden tener la neuropatía como efecto secundario.
- Trauma físico:
Lesiones traumáticas o compresión de los nervios también pueden desencadenar neuropatía periférica.
Signos, síntomas y síndromes de neuropatía periférica
Los signos y síntomas de la neuropatía periférica pueden variar ampliamente según la causa subyacente, la gravedad de la afección y los nervios específicos afectados. A continuación, se describen con más detalle los signos y síntomas más comunes de la neuropatía periférica:
- Hormigueo y entumecimiento:
Uno de los síntomas más característicos de la neuropatía periférica es la sensación de hormigueo o entumecimiento en las extremidades, generalmente en las manos y los pies. Esto se debe a la interrupción de las señales nerviosas que transmiten la sensación al cerebro.
- Dolor:
La neuropatía periférica a menudo se asocia con dolor. Este dolor puede ser de diferentes tipos, como punzante, ardiente, dolor sordo o dolor tipo calambre. El dolor puede ser constante o intermitente y puede empeorar por la noche.
- Sensación de alfileres y agujas:
Muchas personas con neuropatía periférica experimentan una sensación de alfileres y agujas, similar a cuando se «duerme» una extremidad. Esto puede ser incómodo y molesto.
- Debilidad muscular:
La debilidad muscular es otro síntoma común. Los nervios periféricos dañados pueden llevar a una disminución en la fuerza muscular, lo que dificulta actividades como caminar o agarrar objetos.
- Sensibilidad alterada al tacto:
Las personas con neuropatía periférica a menudo experimentan cambios en la sensibilidad al tacto. Pueden tener dificultades para sentir la temperatura, la presión o la textura de los objetos.
- Problemas de coordinación y equilibrio:
La neuropatía periférica puede afectar los nervios que controlan la coordinación y el equilibrio, lo que puede aumentar el riesgo de caídas y lesiones.
- Pérdida de sensibilidad:
En casos más graves, la neuropatía periférica puede provocar una pérdida total o parcial de la sensibilidad en las extremidades afectadas. Esto puede ser peligroso, ya que las personas pueden herirse sin darse cuenta.
- Síndromes de neuropatía específicos:
Además de los síntomas generales, existen diferentes síndromes de neuropatía periférica que pueden tener síntomas específicos. Por ejemplo, la neuropatía autónoma afecta los nervios que controlan funciones automáticas del cuerpo, como la presión arterial y la digestión, y puede llevar a problemas como la hipotensión ortostática y dificultades con la digestión.
- Dolor neuropático:
El dolor neuropático es un tipo de dolor crónico que a menudo se describe como punzante, ardiente o eléctrico. Puede ser debilitante y afectar significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen.
¿Cómo se diagnostica la neuropatía periférica?
El diagnóstico de la neuropatía periférica implica una evaluación médica minuciosa. En muchos casos, un neurólogo es el especialista que se encarga del diagnóstico y tratamiento de esta afección. Para determinar si alguien tiene neuropatía periférica, el médico puede realizar una serie de pruebas, que incluyen:
- Examen físico y revisión de la historia clínica.
- Pruebas de conducción nerviosa, que evalúan la velocidad de transmisión de las señales nerviosas.
- Electromiografía, que mide la actividad eléctrica en los músculos.
- Análisis de sangre para buscar posibles causas subyacentes, como diabetes o deficiencias nutricionales.
- El diagnóstico preciso es fundamental para establecer un plan de tratamiento efectivo.

Tratamiento de la neuropatía periférica
El tratamiento de la neuropatía periférica se basa en abordar las causas subyacentes y aliviar los síntomas. Dependiendo de la gravedad de la condición y sus causas, las opciones de tratamiento pueden variar. Algunas de las opciones de tratamiento incluyen:
- Control de las causas subyacentes:
Si la neuropatía periférica es el resultado de una enfermedad subyacente, como la diabetes, el control adecuado de esa enfermedad es esencial. El tratamiento médico de la causa raíz puede ayudar a frenar la progresión de la neuropatía.
- Medicamentos:
Se pueden recetar medicamentos para aliviar el dolor, como analgésicos, antidepresivos o anticonvulsivos. Estos pueden ayudar a controlar el dolor y mejorar la calidad de vida.
- Fisioterapia:
La fisioterapia puede ser beneficiosa para mejorar la fuerza muscular y la coordinación en personas con neuropatía periférica. Los ejercicios y la terapia física pueden ayudar a recuperar la funcionalidad.
- Terapia ocupacional:
Un terapeuta ocupacional puede ayudar a las personas con neuropatía periférica a adaptarse a las limitaciones funcionales y aprender a realizar actividades diarias de manera más segura.